Se provocan diferentes encuentros dentro de doce cabinas situadas en el centro de una sala neutra. Las cabinas forman una retícula y son exactamente iguales, tienen una puerta y están abiertas por su parte superior. El panel opuesto a la puerta es móvil y puede desplazarse para aumentar o reducir el tamaño de cada cabina. En los encuentros varía el número de personas, la luz ambiente, el tamaño de la cabina y la duración.
¿Cómo se percibe al otro desde tan cerca? ¿Se crea intimidad o se siente claustrofobia? ¿Se esquiva el contacto físico? ¿Dónde se ponen las manos? ¿Se pierde la noción del tiempo? ¿Quién será el siguiente en entrar?
Un espacio tan reducido, de menos de un metro cuadrado, amplifica
los gestos de las personas que se encuentran en él: se ve claramente qué personas
se gustan, disgustan o incomodan, se ven gestos espejo también, cómo dos personas
se tocan el pelo casi a la vez aunque no se estén mirando, o cómo permanecen
con los brazos cruzados o se rascan el cuello de forma casi simétrica...
Taller semanal para adolescentes. Museo Reina Sofía.