Un autobús trasladó a
150 alumnos del primer curso de la Escuela de Arquitectura de la Universidad
Europea de Madrid al nuevo barrio Residencial Francisco Hernando en Seseña.
Una vez en Seseña, los estudiantes visitaron un piso piloto.
Los alumnos salieron del contexto de la universidad para dirigirse a una mini
ciudad en medio de la nada. Durante dos horas se enfrentaron a la experiencia
de habitar una ciudad semidesierta, fruto de la última burbuja inmobiliaria
del país. Un páramo urbano donde no hay comercios, apenas hay habitantes
y difícilmente puede encontrarse un bar. Un sitio donde las papeleras
tienen telarañas.
La macrourbanización
Hace cinco años Paco «El Pocero» planeó levantar
13.508 viviendas en un secarral de Seseña, multiplicando por seis la población
del municipio. A día de hoy tienen licencia de primera ocupación
2.536 de esas viviendas, pero solo hay 750 personas censadas en la macrourbanización.
De las 13.508 viviendas previstas han obtenido licencia de edificación
5.096. El resto de licencias no se ha concedido por falta de infraestructuras
y agua, y porque hay una línea de alta tensión que pasa por la
zona que habría que desplazar.
La obra se publicitó en pleno periodo de alza de precios en España
bajo el lema «La vivienda que sí puedes comprar». El residencial
iba a contar con un estadio, campos de fútbol, fuentes, piscinas, un parque
bautizado con el nombre de la mujer del constructor (María Audena) y un
lago artificial con embarcadero.
Cuando la mayor parte de los compradores adquirieron su vivienda, no lo hicieron
con la intención de vivir en ella, sino de ganar dinero revendiéndola,
pero como la inversión en el ladrillo ha dejado de ser rentable, ya nadie
compra viviendas en Seseña.